viernes, septiembre 21, 2007

La Primera revolución moderna: Los Comuneros (Joseph Pérez) Parte 2

El valor de la obra de Pérez, más allá de la documentada y fluida narración de la Guerra de Las Comunidades, corresponde a su concienzudo estudio de la realidad comunera. En este sentido, la segunda mitad de la obra está destinada al análisis crítico de las motivaciones y el ideario socio-político de Las Comunidades.

El autor apoya, con sobradas pruebas de ello, la tesis según la cual Las Comunidades fue una insurrección popular, muy al contrario de la teoría que tradicionalmente ha defendido la rebelión comunera como un último intento de la nobleza por mantener el feudalismo medieval en Castilla.

Los Comuneros apoyaron las revueltas campesinas en contra de la nobleza media, en casos tan claros como el de Dueñas, y constituyeron en los municipios asambleas de representantes populares para el gobierno local. Se contrapusieron a la oligarquía caballeresca que hasta entonces había regido en las ciudades sin apoyo popular alguno. Ninguna de sus acciones fue favorecedora a la nobleza, que fue de hecho la que, a cambio de grandes concesiones, colaboró con el poder real en el campo de batalla.

Apoyaron Las Comunudides una primitiva industrialización castellana (especialmente textil) en un claro intento por la modernización de nuestra Nación. Lejos de las interpretaciones partidistas, procedentes históricamente de la derecha (monárquicos y falangistas) que hicieron ver a los Comuneros como restituidores del orden medieval, Pérez descubre la verdad encerrada en Las Comunidades. La de una revuelta popular, liderada por la naciente burguesía y apoyada en gran medida por las bases de la Iglesia, que quiso hacer de Castilla una Nación moderna e independiente de poderes ajenos, que quiso liberar al pueblo del poder absoluto del rey constituyendo instituciones de representación popular de competencias superiores a las regias.

En definitiva, un intento de dar al pueblo el destino de su Patria y modernizar su economía.

Todo ello para hacer de Castilla no el imperio absolutista y represor en que indefectiblemente se convertirá, sino en una Nación fuerte en sí misma y en sus gentes.

Un libro imprescindible para quienes, más allá de sentirse o no castellanos, quieran conocer la historia de su pueblo en un acontecimiento lleno de ilusión por hacer Patria. La ilusión por tomar un rumbo que nunca se materializó y que fue el comienzo del declive castellano.

Decandencia que hoy se revela en la visión reducida de nuestra Nación como corazón de una España insensible a sus realidades nacionales.

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