Sonando en mi cabeza: Vamos a casarnos (Hidrogenesse )
Vamos a evitar que te devuelvan a Hungría
Vamos a casarnos
Vamos a impedir que te deporten a Hungría
Vamos a casarnos
Vente conmigo, me han dado una beca por un año a Estados Unidos
Vamos a casarnos
Vamos a casarnos
Vamos a beneficiarnos del descuento de pareja en el cine, en el gimnasio y en la ruta
Vamos a casarnos
Vamos a casarnos
Aunque solo sea por diez años
Solo tienes que ser fiel diez años
Vamos a casarnos
Vamos a casarnos
Vamos a casarnos
Sí quiero
Vamos a casarnos
Es bueno
Casarme contigo
Va en serio
Cásate conmigo
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Cásate conmigo
Cásate conmigo
Vamos a casarnos.
Animalitos era uno de los discos más esperados del inicio de año. Y no solo por los tradicionales seguidores del tecno-pop underground, sino por una amplia representación de indies que ahora se dicen gustosos por las maneras de los proyectos nacidos bajo el amparo del sello de Genís Segarra y Carlos Ballesteros. Habrá que admitir, pues, que el Imperio Austrohúngaro ha retomado la fuerza perdida hace siglos y cada una de sus nuevas referencias se convierte en un hito histórico.
La posibilidad de decepción aumenta exponencialmente con las expectativas creadas, más aún cuando el producto ofertado tiene las claras limitaciones que ofrece Hidrogenesse. Esto, en realidad, no ha de ser una crítica negativa. Por que dentro de los límites en los que se mueve la música de Carlos Y Genís encontramos valores muy positivos. El mismo ingenio con toques de humor absurdo de siempre encerrado en unas bases más consistentes adornadas con una instrumentación que cimenta como nunca sus melodías. Más que suficiente para un trabajo sin pretensiones.
Estos valores, no obstante y dada su insistencia, actúan como un veneno de corto alcance. En pequeñas dosis puede provocar reacciones favorables, pero en grandes cantidades empacha más que un discurso atormentado.
Será por ello que han esperado hasta cinco años en editar un nuevo elepé.