domingo, octubre 30, 2005

Lars von Trier o la historia yanqui como reflejo de la miseria humana.

Como cierre a la Seminci de este año se proyectaba fuera de concurso Feliz Navidad, un film de esos que uno de sus propios protagonistas denominó en rueda de prensa como europudding, de compleja y poco satisfactoria producción plurinacional.
Como un título tan ñoño y poco prometedor no convenció a nadie, optamos por deleitarnos con la última de las películas a concurso, posiblemente la mejor de todas ellas, Manderlay de Lars von Trier.
Manderlay se enmarca en el proyecto del danés dirigido a mostrarnos a la sociedad norteamericana a través de su breve historia, como un compendio de frustraciones y estrecheces mentales, fiel reflejo de la naturaleza humana.
Grace, después de huir de la espantosa ciudad de Dogville con su padre y su ejército de gansters, recala por casualidad en la finca de Manderlay. El espectador, claro, recorre sobre el mapa americano el viaje hacia el estado de Texas en que se encuentra Manderlay, para comenzar a acostumbrarse a lo que será el escenario carente de decorados en que va a transcurrir la historia.
En Manderlay Grace descubre un micro-cosmos en que la esclavitud aun se practica con total impunidad, más o menos consentida por blancos y negros. Y la muchacha no está dispuesta a ello.
Así que se dispone, sobre la gran superficie plana que es el escenario que representa Manderlay, a liberar primero a los negros y luego, a la vista del desmadre general, educarles en la democracia y la justicia.
Así, durante más de dos horas, el espectador presencia una admirablemente estudiada evolución de la situación en Marderlay. Del caos a un prometedor compromiso de trabajo, de ahí a la desgracia natural y a una ficticia consolidación de los buenos modos en que von Trier engaña míseramente al espectador.
Todo ello con momentos épicos de muerte y sexo, compulsiones claves del ser humano, para introducir personalmente al espectador en la desventura de Grace.
Final trágico y espeluznante, metáfora de la esclavitud y la libertad como medios enfrentados en que nunca nada es lo que parece. Por que un grito de libertad desesperada frente al sol puede ser tremendamente doloroso.
Y unos créditos casi dolorosos, con imágenes estáticas de la historia negra estadounidense de fondo a una animada y contrapuesta canción con coros de espirituales negros.
A la espera del cierre de la trilogía de von Trier sobre esa América profunda y escalofriante que no ha pisado en su vida (en parte para alimentar el mito) hay que quitarse el sombrero ante tla majestuosa historia que presenta en Manderlay. Contada además sobre un fondo blanco sin elementos verticales ni artificios a modo de decorado y con una visión espacial de los planos que le aleja ya definitivamente del Dogma que le tuviera como fundador.
Lo importante en el cine de von Trier es la historia, así que cambia sin ningún pudor a los actores que dieran vida a Dogville en Manderlay, como abstracción para hacer del cine el protagonista de sus películas.
Manderlay es una esas películas que herirán al espectador norteamericano por el modo en que toca directamente los más deleznables puntos oscuros de su Nación, pero que debería herirnos a todos por que la de Manderlay es la historia de la miseria humana.

jueves, octubre 27, 2005

Cine francés: Jugando con el espectador.

Estas dos últimas jornadas en la Sección Oficial de la Seminci han estado protagonizadas por el cine francés, serio aspirante a llevarse la espiga de Oro.
A concurso dos películas indiscutiblemente francesas por las tramas, los planos y los ritmos (lentos, muy lentos)
Caché (Escondido), en realidad no es una película francesa, aunque nada podría indicar lo contrario a la vista del resultado final: ambientada en París, narrada en francés y poblada de pedantes y engreídos gabachos.
Dirigida por el denostado austriaco Michael Haneke y de producción plurinacional, Daniel Auteuil y Juliette Binoche (recordada por la horrorosa e incompresiblemente aplaudida Azul) protagonizan este drama oscilante entre los géneros de suspense y de terror psicológico.
Primeros minutos de la proyección: plano perfectamente angulado e iluminado de una calle residencial parisina. Durante un lapso de tiempo vemos transcurrir una mañana cualquiera en la fachada de la residencia de los protagonistas.
De repente el espectador descubre que la imagen esta siendo visionada por el matrimonio en la televisión de su casa, perplejos y confundidos. Alguien ha dejado una cassete con la grabación en la puerta.
Georges es un acomodado periodista de relativa fama, con un programa cultural televisivo equivalente al Blanco sobre negro de La 2. Casado y con un hijo de 12 años, cierto día comienza a recibir grabaciones de la fachada de su casa, en la se distinguen a sus familiares y a si mismo entrando y saliendo de la misma.
Cuando consiguen inquietar y atrapar en el juego a la pareja, la temática de las cintas cambia, mostrando nuevos escenarios más o menos cercanos a la vida de Georges. El autor de las cintas consigue guiar los movimientos del protagonista hacia el destino buscado.
Un destino que no es más que la revelación de un dramático pasado infantil, que se entremezcla con la vergüenza histórica que supuso la independencia argelina.
Hay quien ya apuesta por que Caché sea la nueva ganadora de la Seminci, más allá de las razones meramente artísticas del film. Al fin y al cabo, hace muchos años que una película europea no gana la espiga, y ésta es la ideal para devolver el premio a Europa. Con un controvertido director que repite presencia en Valladolid, coproducida por medio continente y no-del-todo-francesa, es una candidata ideal.
Premios aparte, Caché será posiblemente la mejor película vista en sección oficial. Construida a partir de una historia que toca a lo personal y lo social y sin caer en fáciles tópicos repetidos hasta el infinito en la Seminci, Caché además tiene una personalidad propia, singular, enmarcada en la del propio director.
Trasgresor desde el clasismo, Haneke construye esta inquietante historia a base de planos largos y abiertos en las que el espectador busca y espera desesperadamente aquello que pueda resolver el enigma, sin saber nunca muy bien si son grabaciones o planos reales del film.
Aunque hay voces que se alzan abiertamente en contra de Haneke, que ya revolvió tripas y conciencias en la Seminci hace años con Funny Games (llena de violencia gratuita como estaba) yo me veo en la obligación de defender el cine de este señor, diferente y con gancho. Caché cuenta con una trama excelente, una manera muy discutible de llevarla a escena (que a mi me parece hipnotizante y brillante) y momentos inesperados de terror que ponen la carne de gallina.
Y un final desbordante de imaginación y sutileza, tanto que si uno se descuida puede salir de la sala sin resolver el macabro juego.
El tiempo que queda prometía grandes momentos en la butaca, más aun que Caché aun siendo mucho más profundamente francesa en sus planteamientos.
Puede que precisamente por esto último casi todo en esta película es decepción. Ozon, autor de la maravillosa 8 mujeres, nos presenta a un joven homosexual, fotógrafo de moda, al que le diagnostican un cáncer terminal. Romain rechaza la quimioterapia y supuestamente decide encontrarse a si mismo en los meses que le restan de vida. Para ello cree necesarios los desencuentros con su familia, martirio incluido a su única hermana, y su novio, que es feo donde los haya.
Abandonado por si mismo y tras una fugaz visita a su abuela, única a la que confiesa su estado por estar tan cerca de la muerte de él, un encuentro casual le conduce finalmente la cama con un joven matrimonio, con buena causa de por medio, eso sí.
Poca más historia tiene esta película, larga y tediosa en tan solo 90 minutos de metraje.
Puede que Ozon pretendiera hacer de Romaine un moderno antihéroe, egoísta y egocéntrico, al que la muerte no hace sino ahondar más aún en tan excelsas virtudes. Eso si, redimido finalmente y postrado ante el altar del último perdón, a la vida y a sí mismo.
Si El tiempo que queda pretendía no caer en la cursilería o la lágrima fácil en una historia que empujaba a ello, el resultado final ha sido una historia insulsa y sin alicientes.

martes, octubre 25, 2005

Dos reseñas cinematográficas: La revisión asiática del Amor.

Esta edición del festival de la Seminci, con motivo de su cincuenta aniversario, reemite alguna de las películas que de algún modo marcaron la historia de la semana y de la propia ciudad. En ese ámbito se enmarca la proyección de Hierro 3, Bin-Jip, del surcoreano Kim Ki-duk, que ganó la espiga de oro en la edición pasada.
Un joven motorista, aparentemente normal, distribuye propaganda de puerta en puerta, pegándola con celofán en los pomos de las puertas (costumbre habitual en Corea, al parecer)
De este modo averigua cada noche que casas están libres por vacaciones de sus inquilinos, aquellas que aún mantienen la propaganda. Se instala cómodamente, y se dedica en la ausencia de los propietarios a hacer la colada (a mano, fijaos que tercermundista) y a arreglar todas esas cosas que en cualquier casa no funcionan: básculas, relojes...... Al final de su estancia, abandona el lugar dejándolo todo reluciente, por que el chaval es muy apañado.
Así empieza Hierro 3, con una visión tan práctica como romántica del allanamiento de morada.
En uno de esas incursiones en casa ajena, aparece en las sombras la figura de una mujer con el rostro golpeado. El intruso no averigua su presencia, ni ella parece muy asustada de que haya invadido su casa. Si el protagonista y sus incursiones parecen ya cosa poco ortodoxa, hay que decir que la mujer es una tía muy rara, y eso se nota desde el principio.
En el preciso momento en que él se masturba mirando las fotos de ella, la mujer se asoma a la puerta, inmutable, casi curiosa; y el chico huye despavoridamente, claro. Pero ella es una mujer maltratada, y el chaval que es todo corazón y buenas intenciones vuelve para rescatarla, y llevársela consigo a allanar más moradas ajenas.
De casa en casa, y en el más absoluto silencio (ninguno de los dos protagonistas menciona una sola palabra hasta los últimos minutos en que de la boca de ella salen unos pocos fonemas) hasta que finalmente son detenidos por la policía.
Ella es devuelta a casa con su marido, que promete vengarse del presunto secuestrador, mientras él va a parar a una cárcel donde desarrolla unas curiosas dotes de ocultismo.
Final extraño, reencuentro frustrante que no frustrado, con el cabrón del marido de por medio. Y una sentencia final: Es difícil saber si el mundo en que vivimos es sueño o realidad.
Una extraña y onírica historia, narrada en el mutismo de los amantes, unos seres solitarios pero dispuestos a vivir la vida y sus sentimientos sin el artificio de la palabra. El venerado Kin Ki-Dur nos enseña que el amor puede ser vivido desde la completa entrega mutua, superando las adversidades externas volviéndose invisible ante ellas.
Una merecida, por una vez, Espiga de oro.
Ange Lee vino a Valladolid a estrenar, por tercera vez en el mundo (Tras Venecia y Toronto, esos dos festivales preotoñales que anteceden a la Seminci y que tantos estrenos mundiales nos han arrebatado) la muy esperada Brokeback Mountain.
El taiwanés se dio a conocer en el mundo con la hiper-oscarizada Tigre y Dragón, en un momento en que muchos empezaban a creer ilusamente en la mundialización (que no globalización) del séptimo arte. Aquel insufrible film, lleno de absurdas peleas aéreas, de historia tan confusa como poco trascendental y que algunos consideran el inicio de un nuevo género (el western asiático) permitió a ese chinito tan majo (como le define nuestra idolatrada Marta M) insertarse en el star system de Hollywood. Y a partir de ahí, listo que es el hombre, mover los hilos a su antojo.
A diferencia de otros grandes autores de Hollywood envenenados con el éxito de taquilla y anquilosados en los mismos estereotipos que hacen que tanto odiemos al cine comercial norteamericano, Ang Lee se permite el lujazo de cambiar de formas y contenidos en cada film. Pasa así de Sentido y sensibilidad o tormenta de hielo a rodar Hulk, para ahorrar y poder darse el capricho de dirigir la tremenda película que estos días han podido ver cientos de afortunados en Valladolid.
Brokeback Mountain es una película singular, una historia que marca al espectador tanto por su propio peso como por el tono en que hábilmente está narrada, rodeada de los paisajes imposibles de las Rocosas. Un inusitado western con historia de amor incluida.
Hay quien dice que es el primer western gay de la historia, y esto ya es un aliciente más que suficiente para hacer lo imposible por verla. Yo, sin embargo, discrepo por que BB Mountain puede ser un western, pero no es lo que entendemos por una película gay; es la historia de dos hombres que viven maniatados por las circunstancias de su mundo, y que han sufrido el infortunio de tener que esconderse para sobrevivir. BB Mountain es una historia de intolerancia, de encubiertos y de miedos, disfrazada de Amor entre dos vaqueros americanos.
Ennis y Jack son dos jóvenes en busca de sustento y de sí mismos cuando llegan a Bokeback Mountain. Contratados para pasar meses en el monte al cuidado del ganado, espantando coyotes y osos, el aislamiento y la rudeza son el germen de una camaradería que da paso a un Amor que difícilmente se podía intuir en los primeros minutos de la cinta. Desde el sexo desesperado, hasta las primeras caricias (en ese lógico orden) Ennis, un ser mucho más cerrado e introvertido, se muestra primero perturbado y luego rendido al amor de Jack, el verdadero icono gay de la historia de Anni Proulx.
Tras años separados, con bodas e hijos de por medio, Jack y Ennis comienzan furtivas escapadas enmascaradas en una amistad que es mucho más que eso. Los encuentros esporádicos, entusiastas a veces, a veces frustrados desencuentros, se mantendrán a lo largo de sus vidas, siempre al margen de sus mujeres e hijos.
En el fondo, BB Mountain es una historia que enfrenta sutilmente cobardía y rebelión en cada uno de sus personajes y en el modo en que asumen su sexualidad como problema vital; uno (Jack) mucho más consciente y dispuesto a vivir su felicidad, y otro (Ennis) encerrado en retrógradas ideas sureñas y mucho menos capaz de romper moralmente con sus circunstancias.
Es la lucha de un amor verdadero contra los prejuicios de sus protagonistas. Como dice el director, la película no muestra el amor en sí, sino la ilusión del amor.

lunes, octubre 24, 2005

Hay sitios a los que no se regresa

Sonando en mi cabeza: BSO Good bye, Lennin ( Yann Tiersen )
Una semana al año Valladolid, esa ciudad que cierta guía turística británica califica de sucia y fea, se transforma en un apasionante foco cultural en que propios y foráneos se desviven por averiguar en que sala se proyecta tal o cual o película, en que se forman espontáneos corrillos de debate sobre el último film de Costa-Gravras y en donde en ocasiones no se da abasto para ver tanto cine como uno quisiera.
Es la magia de la Seminci, la Semana Internacional de Cine de Valladolid, que cumple ya 50 ediciones desde que comenzará en plena dictadura con el poco halagüeño nombre de Semana de Cine Religioso. Gracias a Dios, mucho ha cambiado este país, y con él el festival en este medio siglo, y poco hay ya de religioso en sus películas.
En Valladolid, al contrario que en otros festivales españoles de renombre, lo importante no son las estrellas ni las alfombras rojas. Lo importante es que los espectadores vivan historias diferentes, inusuales, o simplemente cotidianas a través de películas que el sistema de la industria del cine impide que lleguen a ser proyectadas en salas comerciales.
Lo importante no es el glamour, las multitudes a la espera de alguna estrella o la atención mediática, lo trascendental en esta semana es la cultura. Por eso no es de extrañar que pase desapercibida frente a festivales históricos como el de San Sebastián, u otros prefabricados a medida de los intereses comerciales de unos cuantos, como los de Málaga o Huelva.
Ahora habrá quien piense que lo de la Seminci son tostones iraníes o serbocroatas. Y es cierto, en parte.
La otra parte de la verdad es que las 12 salas del festival, con una media de tres películas diarias en cada una, han visto pasar maravillosos films más o menos alternativos del viejo y del nuevo continente, de la mano de autores fetiches del festival como Costa Gavras, Ken Loach, Won Kar Wide, Berlanga o Wolfrang Becker.
Gracias a la Seminci llegaron a proyectarse por primera vez en España, y en ocasiones en el mundo, inolvidables films como Missing, Good bye Lennin, El Apartamento, Un pez llamado Wanda, Thelma y Louise, El crimen de Cuenca, La estrategia del caracol, Charada, Familia, Bonnye and Clide, Mi nombre es Joe, Wilburg se quiere suicidar, Cosas que dejé en La Habana, Hola, estás sola?, La Naranja Mecánica o El Hijo de la novia. Todas ellas varios meses antes de estrenarse, y al alcance de cualquier amante de las buenas historias y del buen cine que decidiese pasar una semana dedicada a la apasionante búsqueda de entradas, críticas y eruditos comentarios en la entrada del cine.
Y esto, claro, en cuanto a aquellas películas que encontraron su sitio en las salas comerciales. La lista sería inmensa si se enumeraran todas aquellas pequeñas obras de arte que marcaron el corazón y el recuerdo de miles de espectadores.
Por que cada año en la Seminci se pueden ver auténticos bodrios si te equivocas de momento y lugar, es cierto, y eso forma parte también de la magia. Pero solo en Valladolid el espectador puede darse el gustazo de que Becker le comente en persona los avatares e Good Bye Lennin, Gavras le presente Amén o Ang Lee le dé su propio punto de vista sobre Breakback Mountain.

sábado, octubre 22, 2005

Vosotros lo que necesetais es que os quemen a todos en una pira humana

Sonando en mi cabeza: Magic (Chucho )
Si preguntáis por mi/me encontrareis aqui
disfrutando del tiempo/que me queda por vivir
Siempre procure beber/la vida intensamente
disfrutando cada trago/que me queda por vivir
Respiré la vida/como nadie mas
aprovechando el tiempo/que me queda por vivir
que lo mejor de nuestra vida/aun esta por ocurrir
Todo el amor del amor del mundo/lo derrocharemos tu y yo
cada segundo del tiempo/que nos queda por vivir
que lo mejor de nuestra vida aun esta por ocurrir
que lo mejor de nuestra vida aun esta por ocurrir
Son los cambios de estación, que me descolocan y perturban aún más mi inestable equilibrio mental.
Y empiezo así, con esta declaración de principios, para que nadie piense luego que soy un gurú o un inefable sentenciador de juicios de valor. Yo lo que soy es un prejuicioso de mierda, entre muchas otras virtudes que no voy a detallar ahora y que todos vosotros conocéis perfectamente.
Pues eso, hoy de nuevo la climatología no ha acompañado a que el día fuera espléndidamente maravilloso: aquí siempre llueve cuando ya no sirve para nada. Ahora ya no van a nacer nuestras setas. Para que queremos la lluvia si ya no van a nacer nuestras amanitas (no Palloides, nenes)? Sin la perspectiva de excursiones otoñales por los prados de Castilla a la busca de setas todo es mucho más gris y más perversamente depresivo.
En todo caso la llovizna jodiendera que nos acompaña en estos últimos días, esa lluvia asquerosa que ni es lluvia ni es nada, que no merece la pena plantarse debajo de un paraguas por que es de un ridículo tremendo zafarse en un paraguas con estas cuatro gotas de mierda que caen, pero que te acaba empapando sin que te des cuenta en cinco minutos, no es lo peor que puede ocurrirte.
Lo peor que puede ocurrirte en un día como ayer es que la facultad de medicina celebre su fiesta. A los ajenos al mundo universitario en general, y al de esta ciudad en concreto, les diré que cuando un facultad celebra su fiesta se dedica a joder la vida a los estudiantes de las demás facultades. Y para ello acuden en masa, como esas hormigas depredadoras hijas de puta de La 2, a cada facultad a interrumpir toda actividad académica lanzando calimotxo por todos lados.
Esto esta previsto, claro, y ante los actos de vandalismo de los futuros médicos (vaya hijos de puta) las facultades cierran sus puertas. Conclusión, si vas con prisa a una clase, te jodes y te aguantas, y rodeas la facultad cuantas veces haga falta empapado en sudor, corriendo como andas, y en lluvia jodendera. Cuando intentas entrar o salir por una puerta, está cerrada, y debes rodear toda la facultad y sus preciosísimos jardines adyacentes para llegar a la otra; momento en el cual los alumnos hijos de puta de medicina la han alcanzado ya por el otro lado y te obligan a deshacer tu precioso recorrido.
Y esto por tres veces, en apenas una hora, no sé si jode a cualquiera, pero a mí me hierve la sangre y provoca necesarios enfrentamientos con los hijos de puta causantes de mi estado de enajenación, palabras cruzadas como
-Que me pasa? Que no soporto a los subnormales como tú.
Por que una cosa os digo, hace falta tener alguna disfunción cerebral para meterse a estudiar seis años de medicina, más dos años de especialización, más el MIR, más que todo esto salga bien y no se te alargue más.
Bajo unas condiciones de entusiasmo nulo como las que se derivan de mi post, me enchufo a Chucho, que tampoco es la mayor alegría de la huerta el chico, pero a veces nos sale con canciones como este Magic, que te animan un poco.
De Chucho no voy a comentaros nada especial, por que tampoco me encandila el muchacho. Solo os diré que, aunque en ocasiones me parezcan excesivas su aparición en portadas y otras vanaglorias varias en su honor, no se puede negar que sale buena música de entre sus manos. Encima, en castellano.
Y nunca de los jamases podré comprender por que el Señor Alfaro compartió formación con los abominables (que no se ofendan sus seguidores, que sé que los hay) Mercromina.

martes, octubre 18, 2005

1º 1ª (primero primera)

Sonando en mi cabeza: El hombre que confundía los sentidos (Los Flechazos versionados por Cecilia Ann )
Hace dos meses que me ocurrió
Y desde aquella vez no he vuelto a ser el mismo
Jamás pensé que pudiera pasar/ Que llegara a cambiar
Confundir los sentidos
Poder oler la televisión/ Saber el gusto de una canción
Poder oír tus ojos llorando /Poder tocar lo que estas pensando
Las noticias no quiero escuchar
me da miedo estallar de dolor y de rabia
veo sin gafas de dimensión/ acercarse a King Kong en la puerta de casa
y tu sonrisa me suena gris / cuando te estas riendo de mi
ahora tengo toda la certeza /de que algo falla en mi cabeza
Si pudiera lograr/ Que sintieras así
Te sabría explicar/ Por que soy feliz
En vez de disfrutar el sabor/ De las chicas robot en cines fonorama
Cierro con llave mi habitación/ y me escondo del sol
Y me meto en mi cama
Y allí no siento la distorsión/ Creada por tanta sensación
Y sueño con que veo en tus ojos/ Y con que beso tus labios rojos
Si pudiera lograr/ Que sintieras así
Te sabría explicar/ Por que soy feliz
Una cosa os digo: la gente no sabe vestir, ni comer, ni beber, ni hablar, ni desarrollar actividades diarias con un mínimo de buen gusto.
Como bien le decía yo a mi amigo el murciano, si en la ESO se atreven a estudiar asignaturas como conocimiento del medio, que me pregunto yo que contarán en esas clases (se lo dejo a Telita), me parece justo y necesario que se impartan también clases de Buen gusto en la vida cotidiana. Y así de paso mejorar un poco la formación de la población española, que está envenenada con tanta cultura basura.
Aunque ellas puede que no opinen lo mismo por que son chicas mucho más simpáticas y preparadas para las relaciones sociales de nuestros tiempos de lo que yo nunca llegaré a serlo, el grupo más cool de todo BCN han agarrado y se han dicho a sí mismas: vamos a desrruralizar y desembrutecer a la población hispana.
Y para ello, la mismísima reina bollo del blog, junto con su estilosa y querida (por ella y por todos) novia y la desconocida e indescifrable compañera de caballitos ponny y de sesiones cinéfilas han creado 1º 1ª (léase primero primera)
1º 1ª va ser un fancine, de fabricación casera (ergo, completamente independiente) que comenzará por repartirse en Barcelona, estando como está el corazón del proyecto en pleno Raval.
La publicación, según informan sus propias creadoras (fotógrafa, diseñadora gráfica y amante del arte y el mundo pop en general) está en pleno desarrollo logístico y artístico.
De momento poco se puede adelantar (ya estoy en plan periodista de tercera total) Pero sabiendo quienes son sus creadoras, y habiéndonos deleitado tantos en tantas ocasiones con sus fantásticas creaciones literarias, fotográficas y conceptuales, seguro que nos esperan páginas repletas de fantásticos contenidos. Yo por mi parte espero que den una avanzadilla de esa Biblia de la Bollera que con tanto ansia esperamos algunos.
Ya sabes, Gi, folckloreo, pero sincero.
Los interesados en recibir en vuestro correo la versión electrónica de 1º 1ª deberéis poneros en contacto con Gi (canicas de colores) entrando en su blog o escribiéndola un mail.
Yo desde aquí, entusiasmado como estoy con el asunto, prometo manteneros informados.
Como fondo a este post sobre el 1º 1ª debería sonar Hidrogennese, pero a mí no me gusta reiterarme. Aunque ellos se lo merezcan.
Así que me desvinculo del contenido y os deleito con una canción de los desparecidos Flechazos. Los Flechazos, que fueron el grupo mod por excelencia de los noventa en España, dejaron para la posteridad del pop español cientos de canciones de factura casi idéntica, es lo que tiene el mod, que si te pones en plan purista, no hay mucha vuelta de tuerca.
Desaparecieron y llegó su líder y cantante se montó su propia banda, Cooper. Ellos dicen que para hacer algo diferente, pero eso es algo que yo nunca llegue a creerme.
De todos modos, hay que alegar en su favor toda una carrera dedicada a la buena música, fieles a un ideal completamente imperturbable.
Y si suenan versionados por mis adorados e invisibles Cecila Ann, en un merecido y sentido homenaje, mucho mejor.

sábado, octubre 15, 2005

En otoño, insulta a tus amigas.

Sonando en mi cabeza: Corrientes circulares en el tiempo (Los planetas )
Una vez/ Si mal no recuerdo/ Me tenias en la punta de los dedos.
Las secuelas de los viejos días/ Estarán conmigo el resto de mi vida.
Me quedé dormido un momento/ Y los valles se cambiaron por desiertos.
Por obra y gracia de/ El que controla el firmamento.
El que decide que/ Ande perdido en corrientes circulares en el tiempo.
El que transforma los diamantes en quejidos y lamentos.
El que se encarga de que salgas y que yo me quede dentro.
Asustado/ Sintiéndome enfermo/ Como una temporada en el infierno.
Intentando ver una salida/ Encontrando mas problemas todavía.
Todo esto que jamás podré comprender,
Lo que obtuve a cambio de intentar hacerlo bien.
Eso no es para mi/ Quiero mi parte de lo bueno/ Quiero que estés aquí
Quiero tenerte dando vueltas a mi lado todo el tiempo,
Girar en el orbitas concéntricas y yo estar en el centro.
Será mucho pedir,
Pero es lo menos que merezco
Esta tarde llovía. Y con el ronroneo de la lluvia es muy difícil concentrarse para encaminar tus actos a hacia otro sitio que no sea el sofá. Y eso, chicos, reduce hasta límites peligrosos mi productividad académica.
Yo siempre he pensado que los días así son un asco, no te puedes poner las zapatillas que quieres por que se te llenan de mierda y hay que montarse bajo un paraguas, que es una cosa que queda fatal y estorba a tope.
La gente anda por la calle mirando al suelo para evitar los charcos, y van enfundados en abrigos e impermeables aun más horrendos que sus paraguas. Esto, en contrate con las camisetas y pantalones cortos que se veían hace unos días por la calles de nuestro país, le llena a uno de tristeza.
En cuanto a la vestimenta chubascosa, hay excepciones. Como el maravilloso chubasquero ochenteno que nos lucia la otra tarde Marta M, recién rescatado del armario de su padre (muy del fondo del armario de su padre) Azul marino, algo ceñido y con bandas blancas de algodón en los brazos, una maravilla donada por la historia de la moda pop.
Marta M, mira que os lo tengo dicho, es un ejemplo a seguir por todo moderno que se precie. Lo de esta chica es un escándalo, como diría nuestro querido murciano. Ella no es moderna, no, ni falta que la hace. Pero el moderno debe beber de fuentes de sabiduría como las de Marta M para mejorar y avanzar en su visión estética del mundo y de si mismo. Yo desde luego, bebo de ella. En sentido metafórico, claro, en el físico se lo dejo a otros.
En todo caso esta semana, en que mis acérrimos admiradores no han podido gozar con mis entradas blogueras por falta de tiempo e interés, ha sido una sucesión de vulgaridades y sin sentidos (salvedades hechas de ciertos hechos abrumadores acaecidos en las últimas noches) que poco o nada merecen aparecer en un sitio tan espectacularmente glamuroso como es esta web.
Así que una cosa os digo, pupilos míos, en estos días asquerosos de otoño, de lluvia y frio, plantaros un abrigo de cuero amarillo, un paraguas color arco-iris y salid con vuestras amigas a vilipendiar a quien mejor os plazca.
Por que para combatir la melancolía otoñal no hay nada como difamar. Yo es que lo que pienso hacer esta noche: comer, beber litros y litros de vino búlgaro e insultar a todo Dios.
Con la lluvia tras los muros me es inevitable inundar la habitación con los sonidos de la última Era de Los Planetas. Yo nunca he sido defensor de estos músicos granadinos (que sí de Granada, que es una ciudad maravillosa donde te ponen tapas tipo cena-unifamiliar con cada caña) Más bien, en mi plan de inundar todo con mi mierda dialéctica, he sentido en muchas ocasiones arrebatos de poner pringando a estos muchachos.
Más que nada por que encarnan esa parte del Indie prepotente que dice hacer música con seriedad y pretende innovar en cada nuevo álbum. Yo ese plan es que no lo soporto.
Y encima son considerados como el paradigma nacional del pop alternativo.
Aunque me desvinculo por completo de tales ideas, debo reconocer humildemente que estos muchachos han facturado canciones absolutamente memorables, al menos en los últimos tiempos.
Canciones oscuras, claro, poco precisas y difícilmente encasillables, eso tiene su parte de mérito. Aunque a veces sea imposible descifrar alguna de esas letras, que sin duda, son lo mejor que nos ofrecen Los Planetas.
Corrientes circulares en el tiempo es mi canción más admirada de los Planetas, con una letra fantástica, y una melodía turbia que engrandece aún más su significado. Quizás sea ésta mi canción favorita por que aun no he ahondado mucho en su discografía, pero es que siempre ha habido prioridades para todo.
Una indicación de última línea, una dedicatoria (fíjate tu que cosa más de quinceañera ñoña) A quien ya sabe, para que decir más si le debo mis salvedades nocturnas.

martes, octubre 11, 2005

Confesiones de una noche marica en el infierno

Sonando en mi cabeza: Los niños del mañana (Love of Lesbian )
Los niños del mañana,
vaya hijos de puta
los niños del mañana.
Los hombres del mañana
vaya hijos de puta.
Los hombres del mañana,
los que me sobrevivan,
vayas hijos de puta.
Los que me sobrevivan
Vayas hijos de .....
Las noches maricas ahora caen en sábado, si. Pero ya muy tarde, ya de madrugada, cuando finaliza la noche porrera. Por que, como buenos ciudadanos democráticos y repletos de talante que somos, nos vemos en la necesidad de combinar nuestros intereses nocturnos con los de nuestras queridas amigas.
Ya sabéis que a mí no me gusta criticar, pero hay que decir, para poner en situación, que alguna de ellas presenta incipientes signos de adicción. Ya lo expresó muy gráficamente mi lesbiana favorita en el fotolog que compartimos. Las hay adictas a los hombres, al techno, al hachís, al ron-cola, a las setas otoñales. Y luego estoy yo, que como buen compendio de todas ellas, pues poco a poco me he vuelto adicto a casi todas estas pequeñas delicias de la vida (unas menos pequeñas que otras)
Las chicas llegaron a la cita con claros síntomas de haber cometido excesos etílicos. A N. la encontré en el lugar de la cita agarrada al cuello de una botella de vino, apurando los últimos tragos, en una escena completamente vagabundesca. Yo ahí ya empecé a ilusionarme, a percatarme de que la noche prometía.
Más tarde llegaron el resto, con la pequeña Nuka (esto suena a serie infantil: Las aventuras de la pequeña Nuka, precioso) a la cabeza, desesperada después de buscar aparcamiento por toda la ciudad con sus compañeras de viaje rellenando botes de coca-cola con ron-cola, medio borrachas unas, borrachas perdidas otras.
M. y Eva (a esta ya ni la ponemos iniciales ni nada, que lo suyo ya es público) se combinan perfectamente; y me lo cuentan emocionadísimas: una bebe pero no fuma mientras la otra fuma sin beber. Si eso no es cosa de pura amistad y pura simbiosis, yo no sé que más podría serlo.
Ambas están eufóricas y encantadas de la vida, tan despreocupadas de todo andan que mientras a una la policía le pilla liándose un porrito (300 €, por DIOS!!!!) la otra intenta indicar a un vagabundo como conseguir alcohol en los locales cercanos. A todo esto, el resto del grupo andamos ya a unas cuantas manzanas y nos perdemos el espectáculo. Todos menos César, que es muy buen amigo, amén de tener un tipo estupendo, y se vuelve para encontrarse con la policía agarrando a M. por la chaqueta con los restos del delito profilácticamente resguardados en una bolsita de plástico, todo muy en plan CSI.
C. está completamente borracha. La pobre, con ese cuerpazo que tiene, pura esbeltez y elegancia, se agita a cada paso y no consigue ni sentarse ella solita. Habla por el móvil con el que hasta ahora era su amor verdadero, y ríe en un delirio de saber que ya no necesita de él y que, por que ella lo vale, ya enganchará a otra presa. Es lo que tiene ser tan mona, que es muy jodido encontrar el amor verdadero cuando puedes hacértelo con el que quieras.
En todo caso, la noche marica, aunque dé comienzo ya bien entrada la noche, no tiene desperdicio. Cuánto aprendemos de nuestras noches maricas; si es que en el fondo es todo una cuestión de pura didáctica: estudio de ciencias ambientales como dice nuestra pequeña lesbiana.
Mientras M me cuenta sus desgraciados avatares emocionales, convencida ya de pagar su multa por porrera con el tráfico de carteras y bisutería variada de fabricación artesana, C insiste (inmersa en su mundo de ron-cola) en que ella ha de ser la que me convierta a la heterosexualidad, cual sapo en príncipe.
Y claro, con C colgada a mí no hay quien ligue en la noche marica. Se va a pensar la gente que soy hetero o algo peor.
Nuka, nena, te digo una cosa: tus amigas son todas unas adictas, ninfómanas, drogatictas y con espíritu de vagabundas. De mayor me pido ser como ellas!
De fondo a esta entrada suenan los Love of Lesbian. Otros sabios, que como nuestro adorado Deluxe, decidieron abandonar el inglés, que es un idioma muy soso y poco expresivo, para cantar en castellano y ganar así en ventas, en adoración popular y en todo.
El indie se revela, y Love of Lesbian a la cabeza (cómo nos fascina su nombre, señores) dan factura a un álbum auténticamente precioso de nombre igualmente evocador, Maniobras de Escapismo.
Ya en castellano podemos degustar hasta la última esencia de unas letras perfectamente acabadas y de una lírica cotidiana que desborda pasión por la buena música. Un halo de melancolía invade a los Love of Lesbian, en esas melodías decadentes y un poco lánguidas que combinan magníficamente el piano con los arquetipos pop.
Y en cuanto a los niños del futuro, pues eso, menudos hijos de puta, no me digais.

sábado, octubre 08, 2005

A mi no me vengas con Mariconadas, reina.

Sonando en mi cabeza: Mi vida es un drama (Lemon^fly )
Cuando se decide a venir y adivina mi presencia
el amor se vuelve a convertir en la sombra que se aleja
Fabrico sueños/ color infierno
Mi vida es un drama sin final/ Una canción de Dinarama más.
Drama sin final/ Nadie me quiere muy a mi pesar
Nada que contar/ mi corazón marca fracaso sin piedad
El horror se apodera de mí/de la forma más siniestra
Soy el reflejo gótico/ en el espejo
Mi vida me agota, es que lo de hoy ha sido demasiado para el primer viernes del curso. Yo con este ajetreo no voy a poder ni un mes, de verdad os lo digo, que lo que necesito es solo relax, telebasura, comida precongelada y un poco de sodomía de vez en cuando para romper la monotonía. No pido tanto, tu.
Y es que seis horas en clase son demasiadas horas, más aún en viernes, y cuando el día anterior te has bebido media botella de Ballantines para intentar sin éxito pillarte un buen pedo.
Lo peor de todo es que con este plan de estudios nuestra noche marica va a tener que desplazarse hasta el sábado. Y los viernes de recogimiento monacal. Ya veis que tristeza de vida, no me digáis que no hay nada más triste que lo mío.
Fuera del continuo drama persona que es mi existencia, os diré que esta entrada, que no debería ser tal, la voy a utilizar para anunciar al ciber-universo una evidencia que hoy ha iluminado mi mente: Si yo no fuera marica tendría que hacérmelo. Es una ley universal, más aún, un decreto-ley: el moderno de mierda ha de ser maricón.
Mira que hay gente en clase, individuos de toda clase y condición: altos, bajos, morenos, rubios, feos y poco agraciados. Pues para el anteproyecto nos hemos reunido los tres desviados oficiales: La Nuka, I, y yo.
Por que el tercer desviado en cuestión no solo me roba la primicia de ser el maricón oficial de la carrera, sino que el muy puerco me roba hasta el nombre. Que mala es la envidia, de verdad; hay gente que no sabe tener identidad propia.
Y es ahora cuando por decreto-ley I y yo vamos a tener que entendernos, que pasar tardes y tardes enteras con la bollera de la Nuka, que está toda entusiasmada con el destino marica que nos ha deparado el anteproyecto. Ya nos ha autodenominado grupo G, contenta que anda con sus compañeros maricas.
Ahora voy a tener que saludar a I en los bares de ambiente, hablaremos del biogas entre reinas hiper-musculadas, y me presentará a sus amigos, que dice mi novio que son todas unas maricas enanas y maleducadas.
Pero os digo una cosa, el nuestro va a ser el mejor anteproyecto de la historia.
Arriba ese Queer Power, hombre ya.
Os lo anuncio: Lemon^fly ya no existen, se disolvieron hace más de un año tras una tumultuosa existencia en las sombras del techno-pop.
El grupo nace a principios de los noventa de la mano de Fangoria, que entonces otras cosas no, pero nacían muchos grupos en este país. Y aparecen con un CD bajo el brazo, firmado a medias con la Gara y el Canut, cuando Fangoria aún eran despreciados por crítica y público.
A Fangoria le llegó su momento, y parecía que también le iba a llegar a Lemon^fly, salvando las diferencias, cuando ficharon por Sony music y grabaron su segundo CD de la mano de Carlos Jean. Pero la falta de interés de Jean, y las inexistentes promoción y distribución (la música es mercado, después de todo) sumieron a este dúo, herederos potenciales de OBK en más gay y más petardo, en una situación aún peor en la que les había colocado su primera y modesta discográfica.
Un tercer álbum de colaboraciones con lo más frívolo y trash de la escena española, distribuido únicamente por Internet, dio paso a la completa extinción de los Lemon^fly.
Con claras influencias de la movida madrileña de los ochenta, la de Lemon^fly es una música electrónica muy pausada y melódica, repleta de estribillos pegadizos y letras más o menos afortunadas.
Pop fabricado por y para un sub-mundo gay, íntimamente relacionado con el universo fangoriano, frívolo pero íntimo.

martes, octubre 04, 2005

Depresión post Gi. Parte II: Historias de un fin de semana.

Sonando en mi cabeza: Crooked Teeth (Death cub for cutie )
It was/one hundred degrees/as we sat beneath/a willow tree,
Who's tears didn't care/they just hung in the air/and refused to fall/to fall.
And I knew/ I'd made horrible call,
And now/the state line felt like the Berlin wall,
And there was/no doubt about which side I was on.
Cause I built you a home in my heart,
With rotten wood/it decayed from the start.
Cause you can't find nothing at all/ If there was nothing there all along.
No you can't find nothing at all/ If there was nothing there all along.
I braved treacherous streets/And kids strung out/on homemade speed.
And we shared a bed/in which I could not sleep/ At all, woo, hoo, woo, hooOoOo.
Cause at night/the sun in retreat/Made the skyline look/like crooked teeth,
In the mouth of a man/who was devouring/us both.
You're so cute/when you're slurring your speech But they're closing the bar/and they want us to leave.
And you can't find nothing at all/If there was nothing there all along.
No you can't find nothing at all/If there was nothing there all along.
I'm a war/of head versus heart/And it's always this way.
My head is weak/ my heart always speaks/Before I know what it will say. And you can't find nothing at all/If there was nothing there all along.
No you can't find nothing at all/If there was nothing there all along.
Me coloco delante de la pantalla, y siento la presión de tener que escribir cómo nos fueron estos días en Barcelona. Y se me hace difícil empezar, y sospecho que también va a ser muy difícil continuar por que no sé muy bien cual es ese límite tan peligroso entre lo privado y lo público que la perra (con cariño, nena) de Telita me invita a traspasar.
Es algo que pasa cuando empiezas con el blog; te dices a ti mismo que va ser un espacio íntimo donde poder desdramatizar y hacer burla a tus problemas. Donde poder despellejar a gusto a todo y todos los que me apetezca. Por que me encanta despellejar cosas, es un halo de peletero frustrado que tengo.
Y luego descubres en un viaje a tu madrina bloguera y folologuera, a la reina bollo del blog. Y claro, pues ella sí que tiene un halo como de grandioso icono cibernético, para nosotros al menos, fans desesperados suyos como somos. Fans de sus pequeñas delicias en forma de entradas de un rincón de Internet.
Y luego está el fabuloso fin de semana que pasamos con ellas, una experiencia en plan Grand Prix, como dice Poto. Esa Villa Canicas con auténticos caballitos pony de colores y perfectamente peinados en el comedor, con las paredes de colores, armarios-pizarra, habitaciones estilo loft y menú de pasta con cacahuetes incluido.
Una preciosa gata negra, de nombre Maga, con unos increíbles ojos verdes y bruscos movimientos llenos de gracia y elegancia felinos, que intenta mamarte el brazo (ahí me puse tierno, que cosa más preciosísima que te intenten mamar)
Una pequeña fiesta en plan bollo radical, con Calimotxo y una encantadora asturiana de perfil nórdico (preséntate a ese casting, por Dios, aunque sea con el traje regional) intentando en vano hablar sin la a.
Una discoteca completamente llena de lesbianas, que yo en mi ilusa inocencia provinciana nunca pensé que pudiera existir una reunión de tantas bolleras en tan poco espacio.
Y bailar hasta no poder más.
Perder la vergüenza a ritmo fangoriano, y perder un número falso de móvil en manos de una desconocida, a veces ilusionada, a veces atónita, a veces cómplice.
Una tarde paseando descontroladamente entre el Metro y el Bus urbano para no llegar a ninguna parte, y en el fondo recorrer toda una ciudad.
Una tetería repleta de encanto y recuerdos, con cachimbas estropeadas que no saben ni a plátano ni a nada y que solo consiguen marearte con su humo espeso. Y unos bocatas escasos, que nada tienen que ver con las grandiosas fotos de los anuncios, a quien engañarán, antes de la despedida.
Pero en definitiva estos son solo pequeños accidentes de la vida, de nuestro encuentro en Barcelona en donde cayó el mito y apareció la persona. En donde descubrimos que Gi Arminsen, esa dulce pleveya de encantadores movimientos arrítmicos y gestos inclasificables, es alguien capaz de convertir de un fin de semana desenfrenado en unos días pausados y divertidos. Entre el relax y la complicidad.
Pues si, querida reina bollo del blog, nosotros seremos cómodos como los sillones reciclados de tu salón; pero tú eres divertida y familiar como un juego de mesa. Digamos que como un Tabú de mercadillo.
La música de fondo para este Segundo Episodio de nuestras hazañas catalanas va a correr a cargo de Death Cab for Cutie. Estos norteamericanos llevan ya muchos años deleitando a su público con fantásticas canciones cuidadas hasta el extremo. Como ésta, mi favorita de su último álbum, Plans. Y es que a mí esta canción tan dulce y perfecta me recuerda horrores a la Arminsen.
Todo en Death cab for cutie rebosa melancolía, hasta sus tracks más desenfadados incitan a la reflexión y el recogimiento. Si bien esto es una opinión muy personal, y hay quien es capaz de bailarse a los Death cab en plan reina de la pista.
Yo no, a mí este cuarteto genuinamente americano me inspiran momentos íntimos de calidez invernal, como de bienestar delante de la chimenea. Con esos leves ritmos electrónicos y esa voz tan inconfundible y pausada, Death cab for Cutie son necesariamente el mejor acompañamiento para hacer más llevadero un domingo por la tarde.

lunes, octubre 03, 2005

Depresión post Gi. Parte I: Introducción innecesaria

Sonando en mi cabeza: No hay nada más triste que lo tuyo (Hidrogenesse)
No me digas que no hay nada mas triste que lo tuyo
Hay miles de cosas en el mundo/que son mucho peor
No me digas que no hay nada mas triste/ una tienda de animales es muco más triste
Con los perrros en sus jaulas dando vueltas/ y los gatos dando vueltas en sus jaulas
No hay nada mas triste que una tienda de animales/ no hay nada mas triste
No me digas que no hay nada mas triste que lo tuyo Hay miles de cosas en el mundo/que son mucho peor
No me digas que no hay nada mas triste/ un turno de noche es mucho más triste
En la cadena de montaje esperando la sirena/ con lo peor de Rubí contando sus miserias
No hay nada más triste que un turno de noche/ no hay nada mas triste.
No me digas que no hay nada mas triste que lo tuyo
Hay miles de cosas en el mundo/que son mucho peor
No me digas que no hay nada mas triste/ los caballitos ponny es mucho más triste No hay nada más triste que loa caballitos ponny/ no hay nada mas triste
No hay nada más triste
Ay, chicos, que malo es esto de que se te acaben las vacaciones.
Yo, que siempre he defendido que no nací para trabajar, ni madrugar, ni hacer esfuerzos de ningún tipo, ni ser un elemento beneficioso de la sociedad. Esas cosas no denotan nada de clase ni estilo. Es mucho mejor ser un parásito, donde va a parar.
Os diré, para resumir mi filosofía de vida, que a mí el trabajo y el esfuerzo personal más que traérmela floja, me parecen algo completamente aburrido y nada glamuroso. Que desgracia la mía, que no nací en el seno de una familia adinerada y superficial que me ignorasen en todo lo no relacionado con proporcionarme dinero a mansalva.
Pues eso, que como la vida me trata fatal, pues mañana me va a tocar arrastrarme otra vez hasta la facultad a escuchar las sandeces de algún imbécil con credenciales de semiDios. Con el paso de los años uno aprende que no basta solo con aguantar tanta gloria concentrada en un solo individuo, sino que además debe parecer que te admiras de su sabiduría y su deidad. Vamos, que hay que empezar a lamer culos a tope si quiero acabar de una vez la carrera.
En todo caso el tema de lamer lo voy a dejar otro día, que si empiezo con ello no acabo.
En vistas de la inminente llegada de la monotonía diaria que es la vida invernal del estudiante, y para acabar con una buena guinda el verano (es que nosotros gustamos mucho de alargar las cosas) la Nuka y yo nos comimos un viaje de once horas en bus para pasar un par de días en Barcelona. Si es lo que digo, tanto sufrir y trabajar para tener que hacer estas cosas tan poco dignas y tan poco cool es de un injusto que echa para atrás.
Yo nunca he sido muy dado a exponer aquí mi vida privada, como que he intentado mantener separadas mi intimidad y mi actividad de cara al público, en plan Ana Obregón. Pero si la Obregón se permite el lujo de romper esta regla de oro con sus antiestéticos posados bikineros, pues yo voy también a abriros un poco la puerta de vida personal (que metáforas más totales me salen a veces)
Y ya de paso pues me vais a tener una envidia de lo más asquerosa a partir de ahora, sobretodo alguna fan acérrima que yo me sé: Nos hemos pasado el fin de semana con la Gi, la Poto y la Noe; hasta nos hemos alcoholizado en villa canicas!!!!!
Ya veis, un sueño más cumplido. Ya solo me queda que me adopte la familia adinerada y superficial de mis sueños.
Bajo la promesa de ampliar la información sobre estos días en Barcelona, os deleito con la canción del fin de semana, que no podía ser otra que la de los caballitos ponny, de los que Gi es una forofa incondicional e irracional.
La canción esta firmada por Hidrogenesse, otro par de locos de la factoría de Austrohúngaro. Oye, por que será que en Austrohúngaro todos son parejas? No sé, a lo mejor es una calúsula de sus estatutos.
Genís se desdobla de Astrud para editar de vez en cuando un disco con su compañero Higrogenesse. Entonces toma un toque un poco más superficial e inerte, pero completamente divertido, claro está.
El surrealismo total e inclasificable de Astrud deja paso en Hidrogenesse a unas letras más comprensibles y a una música más chundera y electrónica. Les faltará la voz de Manolo, pero les sobra el ingenio y las ganas de esconder sus verdaderas intenciones.