Sonando en mi cabeza: Gloria (Nosoträsh)
Pensaba en escribirte unas cuantas cartas,
contarte lo que hace tiempo nunca me pasa.
Sería tan aburrido
y muy poco interesante.
Hoy tengo mil y una ideas para esta tarde:
hacerme un vestido con mapas de los lugares
que he visitado desde que me dejaste,
plantar flores de maría
o perderme por las calles,
cenar con el camarero de nuestro restaurante,
bailar por este pasillo que esta tan frío,
mezclar chocolate y leche para un batido,
pegar saltos en la cama,
mejor si es acompañada,
acostarme los domingos
ya muy de madrugada.
Mientras comentaba hace un tiempo con un buen amigo teorías sobre el espacio y el tiempo, recordé la teoría del eterno retorno que el nihilismo robó a los antiguos griegos. La belleza que encierra esa teoría es brutal; por certera y simple, por compleja y verdadera.
Hablábamos de Matrioskas y de mundos infinitamente encerrados en otros mayores. De escenas y secuencias que repiten existencias cíclicas en la Historia y en nuestra vida, de cómo el concepto de tamaño y de eternidad se pierden cuando las referencias nos son desconocidas.
Nada es mucho ni poco cuando no hay nada que sea mayor o menor.
La física, las matemáticas, se confunden con la metafísica. Con muchas más limitaciones pero al igual que ella, no tendrían sentido sin la presencia de coordenadas. El problema sobreviene cuando descubrimos que las coordenadas no son reales, que los puntos absolutos e inamovibles nunca han existido fuera de nuestra mente.
Así en el día a día nos vemos obligados, como investigadores teóricos de nuestra propia existencia, a imaginar nuestras propias coordenadas. Puntos y líneas que proponemos como absolutos cuando en realidad no dejan de cambiar y moverse dentro de una verdad universal de la que tenemos que resignarnos a no conocer ni siquiera de su existencia.
Si la carencia de referencias impide reconocer lo grande y lo mínimo, es admisible pensar que en nuestra vida esta carencia nos aleje del discernimiento entre el bien y el mal. Entre el ridículo y la grandeza.
Con esta incapacidad es fácil cometer sin-sentidos en busca de una teoría personal que puede o no ser cierta.
En estos días la realidad se ha cernido sobre mis propias cábalas, y ha acabado por aniquilar una magia que pudo haber sido nada más que un truco invisible a mis ojos miopes.
Egoísta o nihilista, no importa. Voy al futuro, y aún temiendo la inevitable repetición de dramas y comedias, voy sin miedo.
Por que nada es mayor o menor, mejor o peor, si la coordenada eres tú.
En momentos de inútil trascendencia vital, como en un ciclo cerrado al exterior, el pensamiento revuelve canciones que puedan aportar razones o explicaciones. Con la revuelta, los clásicos son los ganadores.
Nosoträsh es el grupo fetiche de muchos y muchas. Razones sobradas hay para ello. A unas composiciones pop brillantemente concebidas y ejecutadas, se suma la delicadeza de limitadas historias universales. Pequeñas verdades que de tanto repetidas en nuestras vidas, construyen la historia de nuestra existencia.
Con cuatro años de vida, Gloria es posiblemente la mejor canción de las asturianas. Ritmos percusionados animan el giro del drama a la diversión. Nunca hay que escribir cartas al pasado, por que si todo retorna, es mucho mejor esperar cenando en restaurantes caros.
3 comentarios:
Ir sin miedo e s la mejor actitud para explorar el futuro.
Lo importante es darte cuenta de que estas viviendo un drama e interpretarlo, magnificarlo hasta que resulte absurdo.
Y si no piensa en gente potando, que siempre ayuda.
Me mola el cartel de abajo la inteligencia.Pal avatar del msn va.
Lo de la carencia de experiencias para opinar,en parte,es bueno.Así alguien sin un duro y una vida de mierda,si vive en un sitio en el que todo el mundo está así o peor se encontrará de puta madre.
Aunque también puede darse esa situación en un lugar donde los demás estén mejor que él,y eso le haga sentirse mal.Aunque también puede valerse de las experiencias para ver que otros están peor en otros sitios y,así animarse.
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