Sonando en mi cabeza: Hoy voy a salir a por ti (Tamara )
Me miro en el espejo/ Sonrío mientras pienso
Que voy a salir/ Dispuesta a que mueras por mi
Un poco mas de rimmel/ Colores increíbles
Hoy voy a sentir/ Que tu te derrites por mi
Armas de mujer/ Para hacerte enloquecer
Zapatos de tacón/ Medias negras y sin ropa interior
Hoy voy a salir a por ti
Los labios rojo intenso/ Perfume en el cuello
Te voy a decir secretos que quieras oír
Camisa transparente/ Peligro en el ambiente
Hoy voy a salir/ dispuesta a que mueras por mi
Armas de mujer/ Para hacerte enloquecer
Zapatos de tacón/ Medias negras y sin ropa interior
Hoy voy a salir a por ti
Hoy voy a salir sin ropa interior/ Para hacerte enloquecer
Dispuesta a que mueras por mi/ Hoy voy a salir a por ti
Peligro en el ambiente/ Hoy voy a salir a por ti
Camisa transparente/ A por ti
Después de un día horrible en que me he manchado mis pantalones favoritos de Bershka con la cadena de la bici (no se puede ser tan total de ir en bici a la facultad y no sufrir ningún contrapié a cambio) me meto en el comedor para una sesión nocturna de intensidad televisiva. Dice el murciano que eso de ver la tele ya no es nada cool, y mucho menos Gran Hermano, que es el colmo del patetismo telebasuril.
Pero hoy yo me he tragado enterita la gala (¿?) del Big Brother. Y me he quedado super-relajado, chicos. Por que confieso que me encanta Mercedes Milá, me encantan sus ojeras, sus absurdas chaquetas y su pelo de alambre, me fascina ese modo tan natural que tiene esta mujer de insultar al concursante histérico de turno, de llamar enfermos a los fumadores y mandar callar el más leve murmullo del plató.
Yo adoro a Mercedes Milá, y de mayor me pido ser como ella, pero en marica y con algo más de estilo en las vestimentas.
Confesado: la telebasura es mi debilidad. Y siendo así, y tras unas semanas tan poco gratificantes como las que llevo viviendo, debéis comprender que ya necesitaba un momento de des-estress, que llamar putas a todas y cada una de las concursantes de un reallity es una terapia fantástica para esto.
La guinda a este fatídico principio de año la han puesto tres de mis blogo-bollos favoritas. Cris, Poto y Telita dejan la blogoesfera. En ese orden han ido cayendo de una en una, con un firme propósito de año nuevo. Debe ser que las bollo tienen mejores que hacer que escribir cada día una parrafada para sus fieles.
Desconozco motivos personales que puedan haber llevado a estas chicas a dejar su puesto vacante. Y de conocerlos no os lo voy a contar aquí, claro, que uno es muy discreto.
A pesar de todo no puedo dejar de pensar que esta espantada generalizada es un mal pasajero, y que alguna, sino todas, volverán con ánimos renovados y con productos literarios mejorados. Y es que esto ya ocurrió antes, y ya tenemos de vuelta a la más famosa (al menos por estos lares) de las bollos blogueriles. Por si alguno aun anda despistado, que sepáis que la madrina del Moderno sigue regalando su talento en un nuevo espacio renovado. Gi, te quiero, nena.
A todas ellas, a mis tres chicas, va dirigido y dedicado este post.
No cambiéis (Absoluta memez para este fin de entrada, necesitaba decirlo)
A tono con mi fin de entrada, Tamara encuentra su merecida dedicatoria en el Moderno. Y lo hace con su mejor canción, con el himno del electro más petardo que jamás se haya escuchado en Occidente. Tamara, que se ha visto la pobre relegada a convertirse en Yurena (a ver que va a hacer la chica con ese nombre) nos ha aportado la mejor excusa posible para insultar y criticar a espuertas a Tamara-la-mala, esa ñoña ridícula con cara de come-pililas.
Lo dijo una vez un crítico musical, de no ser Tamara el producto mediático que fue, lo más cool del país hablaría del advenimiento de una nueva estrella del electro-pop. Algunos se dieron cuenta de que lo era: Alaska, Spunky, Miguélez y algún otro de nuestros ídolos confesables mostraron su admiración por la actitud y el descaro de esta señorita de Bilbao.
Tamara lo que más quería en el mundo era ser una cantante famosa, y lo consiguió (fue durante un mes numero uno de ventas de maxis). Admiraba a Alaska y Alaska la admiró a ella. No me digáis que no es todo para que algún director atrevido haga una película. Albaladejo, anímate, anda.