lunes, septiembre 11, 2006
Me encanta esto de sudar.
martes, septiembre 05, 2006
La modernez elitista

Una noche sin apenas dormir y residuos de cerveza en mis venas. Acabábamos de estrenar Septiembre y era uno de los días más calurosos de las últimas semanas.
En pleno mediodía y con un volumen de tráfico que se multiplica por momentos, recorría yo con La Isa (mi anciana bici roja) el extrarradio de un Valladolid que empezaba a llenarse de indeseables borrachos, sudorosos y con un fatal sentido de la estética.
Nuka regresaba, y hacía coincidir su estancia con los días de mayor gloria de la ciudad.
(Decidme que no os encanta este comienzo digno de novela barata)
Y es que en una época rebosante de felicidad, en que dormir y beber cerveza sin control se imponen como nuestras principales ocupaciones, las Ferias y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo (nombre que da idea del carácter rancio que las imprime) han llegado para perturbar nuestros sentidos con multitudes ebrias, camisetas sucias y un incesante hedor a orín y vino barato del Carrefour.
Rodeados de chorizos fritos y multitudes ansiosas de grasas saturadas, el viernes noche buscamos refugio en algún bar popero del centro. A la salida, jovenzuelos conduciendo jovenzuelas montadas en carritos del Día en un extravagante rito de cortejo adolescente y las mismas horrorosas camisetas sucias de calimocho hacen que Valladolid deje de ser una idílica capital de provincias para convertirla en Infierno terrenal.
Por todo esto y mucho más, por que las Fiestas populares son la máxima expresión del cutrerío nacional, de la falta de civismo y única salida para concursantes de Operación Triunfo, hoy me quedo en casa.
Que aquí el único borracho antisocial soy yo.
Alpino nace, vive y muere bajo el auspicio de Spicnic, discográfica albaceteña de inspiración underground (¿habrán descubierto ya Las Kepchup el significado de esta palabra?)
Compañeros de proyectos claves del electro-indie patrio más auténtico (Intronautas, Parade o Calígula 200) Alpino apenas publica un par de elepés, apenas vende unos centenares de discos al elitismo modernil nacional (nunca español, Rax, recuerda), y no es hoy más que un vago recuerdo en la mente de muy pocos.
Con un sonido sucio y anárquico, y canciones fabricadas en cadena de montaje, este cuarteto ha dejado para el recuerdo más de una letra digna de ser compilada en el Moderno. Si bien aquella versión del No sucederá más, cantada a dúo con Alaska fue el mayor éxito de estos herederos de Terry IV, Odio las fiestas populares es el mejor ejemplo de sus letras petardas e hiladas con absurda ironía.
Tiene que ser horroso Pamplona en San Fermín, oyes. No quiero ni pensarlo.