Esta edición del festival de la Seminci, con motivo de su cincuenta aniversario, reemite alguna de las películas que de algún modo marcaron la historia de la semana y de la propia ciudad. En ese ámbito se enmarca la proyección de Hierro 3, Bin-Jip, del surcoreano Kim Ki-duk, que ganó la espiga de oro en la edición pasada.
Un joven motorista, aparentemente normal, distribuye propaganda de puerta en puerta, pegándola con celofán en los pomos de las puertas (costumbre habitual en Corea, al parecer)
De este modo averigua cada noche que casas están libres por vacaciones de sus inquilinos, aquellas que aún mantienen la propaganda. Se instala cómodamente, y se dedica en la ausencia de los propietarios a hacer la colada (a mano, fijaos que tercermundista) y a arreglar todas esas cosas que en cualquier casa no funcionan: básculas, relojes...... Al final de su estancia, abandona el lugar dejándolo todo reluciente, por que el chaval es muy apañado.
Así empieza Hierro 3, con una visión tan práctica como romántica del allanamiento de morada.
En uno de esas incursiones en casa ajena, aparece en las sombras la figura de una mujer con el rostro golpeado. El intruso no averigua su presencia, ni ella parece muy asustada de que haya invadido su casa. Si el protagonista y sus incursiones parecen ya cosa poco ortodoxa, hay que decir que la mujer es una tía muy rara, y eso se nota desde el principio.
En el preciso momento en que él se masturba mirando las fotos de ella, la mujer se asoma a la puerta, inmutable, casi curiosa; y el chico huye despavoridamente, claro. Pero ella es una mujer maltratada, y el chaval que es todo corazón y buenas intenciones vuelve para rescatarla, y llevársela consigo a allanar más moradas ajenas.
De casa en casa, y en el más absoluto silencio (ninguno de los dos protagonistas menciona una sola palabra hasta los últimos minutos en que de la boca de ella salen unos pocos fonemas) hasta que finalmente son detenidos por la policía.
Ella es devuelta a casa con su marido, que promete vengarse del presunto secuestrador, mientras él va a parar a una cárcel donde desarrolla unas curiosas dotes de ocultismo.
Final extraño, reencuentro frustrante que no frustrado, con el cabrón del marido de por medio. Y una sentencia final: Es difícil saber si el mundo en que vivimos es sueño o realidad.
Una extraña y onírica historia, narrada en el mutismo de los amantes, unos seres solitarios pero dispuestos a vivir la vida y sus sentimientos sin el artificio de la palabra. El venerado Kin Ki-Dur nos enseña que el amor puede ser vivido desde la completa entrega mutua, superando las adversidades externas volviéndose invisible ante ellas.
Una merecida, por una vez, Espiga de oro.
Ange Lee vino a Valladolid a estrenar, por tercera vez en el mundo (Tras Venecia y Toronto, esos dos festivales preotoñales que anteceden a la Seminci y que tantos estrenos mundiales nos han arrebatado) la muy esperada Brokeback Mountain.
El taiwanés se dio a conocer en el mundo con la hiper-oscarizada Tigre y Dragón, en un momento en que muchos empezaban a creer ilusamente en la mundialización (que no globalización) del séptimo arte. Aquel insufrible film, lleno de absurdas peleas aéreas, de historia tan confusa como poco trascendental y que algunos consideran el inicio de un nuevo género (el western asiático) permitió a ese chinito tan majo (como le define nuestra idolatrada Marta M) insertarse en el star system de Hollywood. Y a partir de ahí, listo que es el hombre, mover los hilos a su antojo.
A diferencia de otros grandes autores de Hollywood envenenados con el éxito de taquilla y anquilosados en los mismos estereotipos que hacen que tanto odiemos al cine comercial norteamericano, Ang Lee se permite el lujazo de cambiar de formas y contenidos en cada film. Pasa así de Sentido y sensibilidad o tormenta de hielo a rodar Hulk, para ahorrar y poder darse el capricho de dirigir la tremenda película que estos días han podido ver cientos de afortunados en Valladolid.
Brokeback Mountain es una película singular, una historia que marca al espectador tanto por su propio peso como por el tono en que hábilmente está narrada, rodeada de los paisajes imposibles de las Rocosas. Un inusitado western con historia de amor incluida.
Hay quien dice que es el primer western gay de la historia, y esto ya es un aliciente más que suficiente para hacer lo imposible por verla. Yo, sin embargo, discrepo por que BB Mountain puede ser un western, pero no es lo que entendemos por una película gay; es la historia de dos hombres que viven maniatados por las circunstancias de su mundo, y que han sufrido el infortunio de tener que esconderse para sobrevivir. BB Mountain es una historia de intolerancia, de encubiertos y de miedos, disfrazada de Amor entre dos vaqueros americanos.
Ennis y Jack son dos jóvenes en busca de sustento y de sí mismos cuando llegan a Bokeback Mountain. Contratados para pasar meses en el monte al cuidado del ganado, espantando coyotes y osos, el aislamiento y la rudeza son el germen de una camaradería que da paso a un Amor que difícilmente se podía intuir en los primeros minutos de la cinta. Desde el sexo desesperado, hasta las primeras caricias (en ese lógico orden) Ennis, un ser mucho más cerrado e introvertido, se muestra primero perturbado y luego rendido al amor de Jack, el verdadero icono gay de la historia de Anni Proulx.
Tras años separados, con bodas e hijos de por medio, Jack y Ennis comienzan furtivas escapadas enmascaradas en una amistad que es mucho más que eso. Los encuentros esporádicos, entusiastas a veces, a veces frustrados desencuentros, se mantendrán a lo largo de sus vidas, siempre al margen de sus mujeres e hijos.
En el fondo, BB Mountain es una historia que enfrenta sutilmente cobardía y rebelión en cada uno de sus personajes y en el modo en que asumen su sexualidad como problema vital; uno (Jack) mucho más consciente y dispuesto a vivir su felicidad, y otro (Ennis) encerrado en retrógradas ideas sureñas y mucho menos capaz de romper moralmente con sus circunstancias.
Es la lucha de un amor verdadero contra los prejuicios de sus protagonistas. Como dice el director, la película no muestra el amor en sí, sino la ilusión del amor.
19 comentarios:
Kim-Ki-Duk es lo más mejor. A mí es que me encantan mucho sus películas. De verdad de la buena. Primavera, verano...(anda que no es largo el puto título ni nada) me embailó, Hierro 3 lo mismo y la creo que no tan conocida samaritan girl me flipó. Vamos, que soy fan de Kim-Ki-Duk. Y ahora te leo el post entero y te comento, que es que ha sido leer Kim-Ki-Duk y yaaaa...
Ayyy, pues resulta que casi todo el post es de Kim-Ki-Duk. Lo que me gusta de KIm-Ki-Duk es la importancia que da al silencio. Aquí(occidente) creo que olvidamos que el silencio también es parte de la comunicación(alentados por terapias de grupo, risoterapias y psicólogas tocapelotas que se prodigan en revistas como Maruja Hoy)
Joder, me dejo un puto final. Ay, no sé. Ummm, saludos Moderno. Me encanta cuando hablas de cine, se te ve muy enterao. Y bueno, no sólo cuando hablas de cine, ya lo sabes tú. ;P. Mira, hasta el esmaile ése de sacvar la lengua. Qué fresco todo.
Y en cuanto a la seunda peli, ya decía yo que me dejaba algo, pues pinta bien. A ver si nos la traen, a ver.
Da gusto leerte, en serio... cuando te pones en este plan me pasaría las horas muertas leyéndote. No tengo más palabras ahora mismo, al menos no por aquí! ;**
Pues a mi me parece todo super pedante ;p (esto te lo digo por pura envidia cochina que te tengo por no tener tiempo para ver más. Podías sacar unas entradas para el jueves por la noche o para el viernes, que estoy libre, eh?)
¿Y qué entendemos por película gay? A ver cuando hacen una película en la que los homosexuales no sufran...
Ummm te ha quedado magnífico, enhorabuena porque esta entrada te la has currado. Quizá deberíamos ocupar alguna casa en plan hada madrina algún día ...
Saludos y ¡viva la Seminci de Valladolid!
Hierro 3 es preciosa. Mi chico y yo no nos ponemos de acuerdo a la hora de interpretar el final.
No conocía este punto serio tuyo, pero me gusta :P
¡"Hierro 3" me encantó! Una película sumamente estética tanto en lo visual como en lo auditivo ¿se dieron cuenta que la banda sonora es un mujer cantando en árabe? (en una película coreana no deja de ser curioso ese hecho...). Mi único inconveniente con esa película es que la vi a los pocos días de haber visto "In the mood for love" de Wong Kar Wai, y siendo esta película EXCELENTEMENTE HERMOSA, Hierro 3 quedó un poco opacada...
Con respecto a "Brokeback Mountain", vi el trailer y no era una peli que me llamase demasiado, pero después de ver tu reseña, Moderno, estoy ansioso de que la estrenen en los cines españoles...
Tengo Hierro3 apartada desde hace meses esperando el momento oportuno pa echarle un vistazo. Ya te contaré.Pa ello, ignoraré ese comentario malicioso sobre "Tigre y dragón", ke es tan bonita ke no necesita de una historia potente detrás.
Las ganas de ver este western marica son muchas. A ver ke tal.
Bueno no he visto ninguna de ellas, asi que me pondre las pilas.
Genial entrada ;)
Sobre Wong Kar Wai, tengo pendiente In the mood for love, porque a mí 2046 se me hizo difícil de ver, incluso esos tonos rojizos y tal, que oye, sería muy necesarios pero de verdad, me agotaron, me agotaron.
Pues Hierro 3 es de lo mejor que vi este año. La revisión de las diferentes parejas de las casas que visita. EL silencio, como dice telita, que es innecesario en su relación con la mujer golpeada. La relación invisible que se plantean como solución a su amor. Me gustan la historia, la forma de contarla y la exploración de los sentimientos. Telita: tienes que ver In the mood for love. No tiene nada que ver con 2046.
De toda formas es muy gracioso que el cine coreano sea tan bello, silencioso y sensible y luego los coreanos (Que yo he conocido) sean tan irrespetusos, ruidosos y aparentemente tan borricos. Negociar con coreanos es lo peor (yo no lo he hecho todavía pero tengo conocidos que si) y si con chinos es la hostia pues imaginate con coreanos que son todavái peor.
Telita, es cierto lo que dicen por ahí: "In the mood for love" no tiene nada que ver con 2046, aún cuando esta última esté planteada como una "segunda parte". TODO es bello en esa peli: la música, la historia, el vestuario, los personajes, el ritmo narrativo, la cadencia... en fin, una verdadera joya; sólo igualmente comparable a "Happy Together" del mismo director.
Pues entonces, veré In the mood for love. Claro que sí. Qué bonito esto de hacer cine forum en el blog de Moderno.
Aparte de todo esto tan bonito que decís, a mí es que el cine independiente o de autor me la trae bastante floja...
Marsónico: Que decepción, con lo bien que ibamos hasta ahora. Tantas coincidencias en todo. ;)
Kim ki duk es un genio. Aun no ha llegado 3-iron aca a chile, pero ya la baje el otro dia y aluciné. Realmente soberbia, una propuesta distinta.
Nos leemos!
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