miércoles, julio 20, 2005

No os caseis. Parte III (y última, vale?): Vámonos a tomar algo.

No describiré de forma detallada como fue el encuentro con todos esos horribles familiares, la mayoría de los cuales (las cuales, para que engañarnos) tuvieron como principal distracción ese día criticar peinados y ropajes de propios y ajenos.
No lo voy a hacer por que ese es un asunto morboso, y me voy a limitar a un tratamiento inglés de la información: morbo cero. Lo que si diré es que mis tias tienen una fea tradición de peinarse de forma hortera, como decrépitas ancianas de pelo encrespado y teñido de rubio platino, y algunas de ellas la mala costumbre de no afeitarse el bigote.
A mis tíos, por contra, fue mucho más facil darles largas. Me saludan y se dan cuenta inmediatamente que una conversación conmigo no les va a conducir a ningún sitio favorable para ellos. Así que simplemente se limitan a hacer ver que han avistado a algún otro familiar para ir a saludarle. Debo decir que es de agradecer.
Mis primos como que pasan más aún de mi; yo siempre he sido el bicho raro de la familia, no hay por que negarlo. Y a ellos, que son el colmo de la ultra-normalidad pues les incomoda tanto desparpajo y originalidad como los que modestamente atesoro.
La misa, a la peruana, la ofreció (se dice así?) el tío de Helena (recordad: la novia) que se fue a perú de misionero agustino y ha acabado de profesor en la Universidad católica de Lima. O sea, el típico candidato a llevarse mi simpatía.
Además habia otros tres curas; no me digais cual era su misión, por que yo solo estuve cuarto de hora en la iglesia. Aproveché que mi sobrina empezó a corretear enseñándo el pañal a los santos de las capillas para sacarla fuera con la escusa de que molestaba en la celebración.
Ya veis, al final me quedé solo para oir al tío de Helena decir unas cuantas sandeces (nada soprendentes) sobre los indígenas del Perú y sus hábitos paganos; y no ví a mi hermano casarse.
La ceremonia se prolongó hasta una hora (con cuatro curas....) de cánticos, homilías, lecturas, hostias y todas esas cosas tan horrorosamente satánicas que se hacen en las iglesias.
Yo mientras esperé con la pequeña corrteando entre el personal de la Plaza España hasta la hora de las fotos.
Al hacernoslas el fotógrafo dijo aquello de "No quiero ver manos en los bolsillos" Pero a mí la chaqueta me tiraba un poco por que era reutilizada de la boda de mi hermana (gastarme 200 € para disfrazarme un dia?? No) y me pasé por el arco del triunfo sus palabras, para marcarme un loock mucho más despreocupado que el indicado para la ocasión.
Después de la boda intenté escabullirme de nuevo de la familia, y estuve un buen rato con el teléfono pegado al geto. Hablé con Marta, que estaba en la sierra de Gredos con toda la peña a punto de empezar la noche de borrachera por locales rurales. Que puta envidia me dió, la muy perra.
De ahí al hotel, a cenar. La cena estupenda y exquisita, qué menos. Me puse hasta las patas, que es lo que hay que hacer en estas ocasiones, de marisco, lechazo, merluza. Todo muy bien regado por un magnífico Rueda, que el tinto de la Ribera no va conmigo.
El Rueda, unido al cava y al cocktel entrante me empezó a alegrar la noche. Gracias, blancos de Rueda. Hasta conversé animadamente con mi prima Silvia, que borracha es mucho más simpática y mejor persona.
En el baile me encontré con un profesor de mi departamento, el tutor del proyecto de mi novio. Ya ves tú que graciosa la vida, que el tal Juan es el novio de una amiga de Helena. Incluso fue a la despedida de soltero de mi hermano. Cuando me lo contó me alegré como nunca de haber ido ese fin de semana a la Marcha del Orgullo.
El tío era el más borracho del local; bueno casi tanto como yo que no dejé en paz el JB cola en toda la noche. Que bueno el JB, oye. Desde ese día, soy fan oficial del JB.
Al final me lo pasé de vicio, gracias al JB y al Rueda.
Ya a tono, y acabado el baile me desvinculé del pelotón, sin despedirme, por que oficialmente volvía en un rato a la discoteca de turno con mis amigos.
Ya ni me asustaba la idea de aparacer por ahí a las tantas bailando con alguién vestido de novia, yo que siempre me he reído horrores de las comitivas de boda en las discotecas. El JB me habia preparado para todo.
Al final, no pudo ser. Se truncó el reencuentro, y acabé por la mañana con la Nuka y la Eva tirados en un baco enfrente del MalBicho, de donde nos cababan de echar.
Este sábado estamos dispuestos a volver a MalBicho, borrachos de nuevo (dice Nuka que nunca me había visto tan desenfrenado) para ligarnos a DJ Vicky, una modernilla muy mona que no pudo atendernos por que estaba solita enla cabina.
Nuka, este es tu sabado!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay chico, a ver si es verdad! XDD

Unknown dijo...

El rueda es lo mejor para estos casos. Yo me entrego sin dudarlo en bodas, bautizos, etc. Me encantó que dijeses que tu prima borracha mejoraba, suele ocurrir.

Muy divertida tu crónica.