martes, septiembre 20, 2005

Visita al mundo rural. Apuntes antropológicos.

Sonando en mi cabeza: Como un fan (La casa azul )
¿Qué quieres que te diga?/¿que mi vida va genial
¿que todo transcurre tal y como lo pensé/tal cual sin más....?
¿Que todas mis decisiones/pasan por un autotune de aciertos?
Qué más da/Si no lo vas a escuchar?
¿Qué quieres que te diga?/¿que escogiste lo mejor?
¿que ya no quedaba amor?/¿que no me merecías
porque eras lo peor?
¿que tengo mil ilusiones?/¿que ya no queda ni un gramo de pena?
Qué más da/Nunca supiste escuchar
¿Que quieres que te diga?/¿que el tiempo va a mejorar?
¿que el gobierno está fatal?/¿que el barça hoy ha vuelto a pinchar?
¿Qué quieres que te diga?/que sin ti no puedo más
que mi vida se rompió/ cuando te fuiste sin pensar que
Nunca/nunca más me iba a recuperar
porque cuando tú jugabas yo creía/que lo que hacías era amar
y mientras/yo me enamoraba como un fan
de tu voz, de tus amigos, de tu ropa/y de tu forma de mirar.
¿Qué quieres que te diga?/que prefiero pasear por la playa
y escuchar a billy joel o quizás a ben folds five
porque sé que tú los odiabas/no eran suficientemente indies
qué más da/tú siempre fuiste lo más
¿Qué quieres que te diga?/que el trabajo no está mal
que cerraron el local donde solíamos tocar
¿Qué quieres que te diga?/que me arrancaste el corazón
y hoy se te ocurre venir a pedir perdón/después de un siglo o dos
Este fin de semana nos ha dado por sumergirnos en lo más profundo de las costumbres étnicas del país.
Debatiendo cual sería nuestro destino en unos días en que era obligada la desinhibición total tras el periodo de examenes, decidimos alejarnos de nuestro ambiente habitual para desmarcarnos por algo más exótico. Y como las Bora Bora nos pillan un poco lejos y un poco fuera del alcance de los bolsillos de nuestros amados padres que nos mantienen con el sudor de su frente, pues optamos por pasarnos por las fiestas de uno de tantos pueblos de la meseta cuyo nombre no desvelaré por temor a posibles represalias. Si, soy un cobarde, y qué? (Premio al que descubra el origen de esta cita musical)
Y es que esta experiencia, aunque muy cercana, a mí se me ha hecho de lo más extravagante.
Lo primero de todo, y lo que más profundamente me molesta de este fin de semana es que no he parado de comer y beber. Os prometo que estos días necesito plan preventivo, por que no hubo momento en que no tuviese algo en mano para llevarme a la boca (abtenerse los comentaristas graciosos) Y eso no le beneficia una mierda a mi línea, como si hubiese tenido poco con los exámenes. Es que el ansia es muy mala, de verdad os lo digo.
Esta semana digo adios a la esclavitud del Donut.
Yo no sé muy bien que tiene esto de las fiestas rurales que apasiona a tanta gente. Aunque claro, a Rajoy también le votan esos famosos ocho millones de personas y, mira, eso no dice mucho de las masas.
A mi, así en conjunto, este fin de semana me ha servido de lección antropológica. Por que con tanto alcohol en vena y tanta sensación de impunidad, la masa muestra su cara mas verdaderamente salvaje y primigénea.
Y es que esto de ver a miles de personas harapientas y alcoholizadas bajando por una calle llena de carros tuneados, bebiendo el calimocho a chorro limpio me produce una sensación como de estar viendo algún documental de esos que tanto me fascinan de La 2. Uno de esos de tribus salvajes amazónicas, en que toda la peña se pone a hacer el imbécil rodeados de tambores e instrumentos rituales después de sacrificar algo de ganado.
Vamos, que me sentí como el mismísimo Dadid Atemborought.
La música hoy, para desembrutecer un poco, corre a cargo de La casa azul, que ya iba siendo hora de incluir algo de los que son el más mejor grupo soft-pop de España y del resto del mundo. Ellos nacieron a finales de noventa con un maxi de 9 canciones breves, contundentemente preciosas y perfectamente acabadas. El álbum recibió el acertado nombre de El sonido efervescente de La Casa Azul. Alguien llegó a decir que el pop en España no había visto aparecer algo tan fantástico desde Family.
De la mano de Elefant records, el proyecto de Guille Milckeway (no sé escribirlo, vale?) surgió como algo anónimo que pronto se convertiría en todo un fenómeno dentro de los seguidores del indie más dulzón. Sin promoción de ningún tipo, ni videoclips (cosas del indie, que se queda sin medios ni repercusión ante el general atontamiento musical de este, nuestro país) empezaron las primeras muestras de animadversión hacia tanta exquisitez pop. Algo así como lo que ocurrió hace ya unos años con mis adorados Fresones Rebeldes, que la envidia es cosa mala.
Hay quien dice que La Casa Azul en realidad no existe, que los muchachos de los clips son solo actores que no saben ni agarrar sus instrumentos, y que todo es producto de una operación de marketing del Milckeway. Y a mí esto es algo que me la suda y que no creo que haga desmerecer un puñado de buenas canciones.
Hace un par de años, despues de un silencio absoluto, La Casa Azul reaparecía con un disco nada desmerecedor y con un nombre contundente: Tan simple como el amor.
13 canciones de amor y desamor narradas con un estilo diferente y con una postproducción de infarto. Una instrumentación perfecta, acompañada de unas melodías bordadas e inolvidables. Así es La Casa Azul, una delicia tan simple como el amor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me jode tanto la ansiedad... ainss... asquerosa, japuta esta... te entiendo perfectamente nene ;)

Besitoss

Unknown dijo...

Si soy cobarde. Y qué? Dios Odia a los cobardes. Puedes ingresar mi premio en la cuenta de Cajamadrid número 2056 5626 2125 223. Gracias.

En cuanto a vestir como un hetero, lo tiens chungo, porque estudías al go de ciencias. No se si Tracas, Química o física. Pero si quieres mantener tu identidad debes buscarte un curro en diseñador gráfico o algo así.

Dan Davenport dijo...

Por eso yo la mantengo (la identidad), porque soy diseñador gráfico ;) Me encanta La Casa Azul, lo tengo todo, aunque van listos si se piensan que los voy a adorar/idolatrar. ¿Has probado el "Popemas" de Nosoträsh? Muakis